É a segunda vítima de hoxe nas estradas de Galicia
Leer másvigoalminuto camina con los #refugiados: Cruzando Serbia hacia las fronteras alambradas
Cristián López. Felipe Carnotto para vigoalminuto/Las primeras sensaciones en Presevo son intimidatorias. Policías fuertemente armados nos reciben cuando nos bajamos del transporte. Custodian el centro para refugiados de esta ciudad serbia, el primer punto desde Macedonia, a 10 kilómetros a pie desde la frontera. Desde este punto esperan alcanzar Hungría y Croacia, las puertas hacia Europa, cuyas fronteras se encuentran cerradas. Sólo los pasos croatas de Sid y Tobarnik permiten ahora el paso, pero la afluencia de más de 13.000 personas este viernes, ante las alambradas levantadas por el gobierno de Budapest, han generado un estado caótico. Más caótico de lo que ya era. La situación cambia cada día. Los refugiados lo saben y se informan a través de grupos de Faceboook de cuáles son los caminos más seguros que, a día de hoy, son escasos.
Decenas de autobuses y taxistas, legales e ilegales, se encuentran al acecho de clientes en Presevo. Una situación similar a la que nos encontramos en Macedonia. Sin embargo, aquí la presencia de los refugiados en la localidad es evidente. A las puertas del centro de refugiados nos recibe Dragana, representante del gobierno serbio para la prensa.
“Tenemos previsión de que el centro siga creciendo, en principio, hasta noviembre. Pero no creo que antes de final de año se frene la llegada de refugiados”. Nos explica el funcionamiento del centro. Los refugiados que llegan deben pasar primero un escáner de metales. Les registran sus mochilas y pertenencias. Les toman las huellas y comprueban que su documentación es legal. Una vez pasado el estricto control burocrático, les otorgan un permiso de 72 horas para atravesar el país.
Los refugiados llegan desde Miratovac, un pueblo rural de casas de ladrillo cerca de la frontera macedonia, dónde está el primer campo de refugiados. Aquí toda la población es musulmana y albanesa, con fuertes recelos hacia los serbios, que tachan de peligrosos y mafiosos.
Desde el campo de Miratovac caminan 20 minutos hasta la nueva mezquita del pueblo. Allí nos encontramos con un grupo de voluntarios de la organización Youth for Refugees. Jóvenes locales que han decidido ayudar a los refugiados. Les reparten víveres y los organizan en autobuses para ir hasta Presevo. “Para nosotros es una obligación como humanos. No necesitamos razones. Lo único que queremos es un mundo sin fronteras”, cuentan Dafina Aliji y Antigona Imeri.
Mientras esperamos la llegada de personas, que este viernes llegan a última hora de la tarde, se produce la llamada al rezo. Los refugiados se paran en mitad del camino para la oración. Tres autobuses los esperan, pero son insuficientes. Familias y niños tienen preferencia. Los más jóvenes deben ir hasta Presevo andando. En el estrecho camino, pasan vacas y tractores de la población local, lo que genera un tapón que dificulta el tránsito. La noche se les echa encima y todavía deben pasar los trámites en el centro de migrantes de Presevo. Muchos dormirán al raso o en moteles ilegales hasta el día siguiente.
Fuentes apuntan a la posibilidad de que la frontera serbia siga el camino húngaro, lo que desencadenaría un efecto dominó en Macedonia y Grecia. Desde Turquía, las fuerzas de seguridad han aumentado el control de la salida de botes organizados por traficantes. El cierre de fronteras dejaría a miles y miles de personas en tierra de nadie, sin posibilidad de avance ni retorno.