Fotografías: Natalia Fernández/ Imágen: A. Grillo/Felipe Carnotto, que durante una semana cubrió para vigoalminuto-único medio de Vigo que ha estado sobre el terreno– el éxodo de los refugiados entre Grecia, Macedonia y Serbia, cuenta en una entrevista cómo fue su experiencia y qué sensaciones se trajo de su trabajo allí.
Felipe, que al mismo tiempo que cubría para esta redacción la actualidad de una situación que hoy, a punto de empezar el invierno, se diluye entre la gris actualidad política y la aún más mediocre actitud de los gobiernos de la Unión Europea, ha realizado un reportaje que seguirá cuando vuelva a contactar, ya en sus hogares europeos, con las familias a las que fotografió mientras caminaba a su lado.
En esa semana larga, la cámara de este magnífico periodista gráfico-que este mismo año también reflejó la realidad de la pobreza en Nicaragua para el Fondo Galego de Cooperación, cuyo resultado podrá verse en una exposición en apenas dos semanas; realizó, junto a varios miembros de esta redacción un extenso documental sobre la Ribeira Sacra, que empezará a difundirse antes de finales de año, o aportó, en vigoalminuto, su visión única sobre las Elecciones Municipales – ha acompañado a quienes han dejado sus casas, huyendo de la guerra, el hambre, el miedo y la falta de futuro.
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En esos días ha conocido la esperanza y la solidaridad, pero también ha convivido con quienes se aprovechan de este éxodo, el más numeroso en Europa desde la II Guerra Mundial, esquilmando, timando y extorsionando a personas que saben que darían lo que fuera por llegar a un lugar donde puedan vivir en paz.
Entre estas experiencias, Felipe cuenta como fue detenido por la policía serbia en la localidad fronteriza de Presevo, acusado de entrar ilegalmente en el país procedente de Macedonia, una acusación que sólo tenía como fin, algo que ya vivieron otros periodistas desplazados a la zona, sacarle dinero por medio de una multa que, en 8 horas pasó de 500 € a 200, luego a 100 y, cuando estas ‘autoridades’ vieron que no podrían exprimir más, acabó quedándose en 50.
