Parecerá que es solo una anécdota, pero la realidad es que el hecho de que Naciones Unidas aprobase en 2013 que el 19 de noviembre fuese el Día Mundial del Retrete pretende alertar sobre una realidad que cuesta vidas. La propia ONU ha argumentado el porqué de este día recalcando que el váter es esencial para evitar muertes.
De acuerdo con sus datos, en sólo un gramo de heces humanas puede haber hasta 10 millones de virus, ello supone que cuando las heces se esparcen contaminan el agua y la comida, además de causar enfermedades.
En el mundo, más de 1.000 millones de personas no tienen acceso a un retrete y deben defecar en campos, cunetas y hasta vías de tren, algo que abarca a más de la mitad de la población de Asia del Sur o al 70% de la de África Subsahariana. Ello hace que cada día 2.000 millones de toneladas de heces humanas lleguen a ríos, cultivos y carreteras, entre otras, lo que hace más fácil que se propaguen las infecciones y virus.
Aunque Sudán del Sur es el país del mundo con menos váteres-el 91% de sus habitantes no disponen de uno– también hay carencias en países desarrollados, incluso una superpotencia, como Rusia, donde casi el 28% de sus 144 millones de habitantes, es decir más de 40 millones de personas, no tienen acceso a retretes privados, un porcentaje que en Rumanía es del 21%.
Sin embargo, el dato más terrible de esta carencia, enfatiza la ONU es este: un niño muere cada dos minutos por falta de inodoros. Las malas condiciones higiénicas matan, anualmente, de diarrea, a 315.000 niños menores de 5 años.