“No podíamos seguir sin hacer nada mientras miles de personas se ahogan en el Mediterráneo”. Así han explicado los miembros de ‘MS Sea-Eye’ el porqué se han embarcado en un antiguo pesquero de 26 metros de eslora y se dirigen a la costa de Libia para ayudar a quienes “se lanzan al mar escapando del hambre, de la guerra, de la enfermedad y de la muerte”.
El ‘MS Sea-Eye’, botado en 1958 en la antigua República Democrática Alemana (RDA), en plena Guerra Fría, ha sido acondicionado para acoger a esta tripulación de 8 personas, de entre 36 y 73 años, formada por abogados, ingenieros, artesanos o ejecutivos que, de manera voluntaria y dedicando parte de sus vacaciones o renunciando a días de trabajo y de sueldo, se embarcaron el pasado día 20 de febrero en el puerto báltico de Rostov, navegaron hasta Reims, en Francia y este domingo atracaron en Vigo.
La tarea, que están dispuestos a llevar a cabo “hasta que haya una solución política que acabe con la muerte de miles de personas”, es encontrar a esas personas, que se lanzan al mar “en botes de goma o barcos sobrecargados que pueden zozobrar en cualquier momento”, y ponerlas a salvo.
Para ello el barco dispone de una cámara refugio, un completo equipamiento adecuado para las emergencias más frecuentes, incluyendo un quirófano, un equipo médico al completo, dirigido por el doctor Tilmann Mischkowsky, un cirujano de 73 años experto en Urgencias; 700 chalecos salvavidas, balsas de supervivencia con capacidad para 500 personas, una lancha fuera borda y una grúa para mover objetos desde el barco o hasta el barco.
La tripulación, al mando de Stefan Nonkovic, capitán de la marina mercante, atracó en Vigo con la misma finalidad con que lo han hecho en los puertos anteriores: aprovisionarse de chalecos, balsas, mantas y lograr donaciones de dinero, “puesto que el combustible es uno de los gastos más elevados que tenemos”, explica a vigoalminuto el doctor Mischkowsky.
Sin embargo ello no ha sido posible: las autoridades del Puerto de Vigo han instado al ‘MS Sea-Eye’ a que zarpase al carecer de un permiso que le impedía atracar en el muelle destinado a las embarcaciones que hacen la ruta a Cíes. La autorización que tenía sólo les permitía hacerlo en la dársena del Náutico que, según el capitán Nonkovic, ni tenía calado suficiente ni permitía al barco realizar las maniobras de amarre.
La solución que se les ha dado desde el Puerto ha sido solicitar dicho permiso, aunque sin indicar un lugar en el que podían atracar, o abandonar el muelle. Esto es lo que el ‘Sea-Eye’ ha hecho poniendo proa a Málaga, alrededor de las 6 de la tarde, a dónde prevén llegar en 2 semanas, para zarpar luego rumbo a Malta, donde estarán a finales de mes, para seguir rumbo a Lampedusa y luego a Djerba, “según las condiciones que nos encontremos”.
Si quieres cooperar con la ONG ‘Sea-Eye’, puedes hacerlo entrando en su perfil de Twitter, en su muro de Facebook o haciendo una aportación en la siguiente cuenta: IBAN:DE60750900000000079898, BIC:GENODEF1R01.