Varios medios de difusión de distintos países de hacen eco este jueves de esta historia. Un pequeño pingüino al que un pescador brasileño, Joao Pereira de Souza, salvó en 2011 tras la contaminación a causa de un derrame de petróleo de Río de Janeiro, vuelve cada año a verlo, desde entonces, recorriendo una distancia de 8.000 kilómetros.
‘Dindim’, como llamó Joao al pingüino, al que cuidó y alimentó durante días y que estuvo con el pescador durante meses, un día se fue sin más…aunque apareció al cabo de un año, algo que ha repetido, puntualmente, desde entonces.
Para llegar hasta Río, el pingüino debe recorrer la distancia que hay desde la Patagonia, al cabo del continente americano, hasta Brasil, unas 4.300 millas náuticas, alrededor de 8.000 kilómetros.
Según ha declarado Joao al diario británico ‘The Independent’, que es quien ha publicado esta historia, quiere al pingüino como si fuese de su familia, “y creo que él me quiere igual a mí”.