Casi una treintena de vehículos de ruedas bajando a velocidad de vértigo por la cuesta de la carretera de San Roque hasta el pazo de A Touza, desde triciclos a un monopatín, pasando por carros artesanales con ruedas o los tradicionales carros hechos con rodamientos. Y mucho público para arroparlos.
Así fue ayer la tradicional Baixada de Carros de Bolas en Camos, Nigrán, que celebró su novena edición con una gran afluencia de competidores y público. Es el segundo año consecutivo que se celebra esta carrera después de que estuviera casi una década sin organizarse.
Casi un kilómetro de recorrido, con una pendiente de hasta el 70% en algún tramo y dividido en tres mangas en el que el ganador, el que mejor tiempo hizo, se llevó 50 euros. También hubo premio para el carro de bolas más elaborado.