Se llamaba Greta Zimmer Friedman, tenía 92 años y fue la protagonista de una de las fotografías más reconocibles y difundidas de la historia. Greta, que ha muerto estos día, y el marinero George Mendonsa, se dieron este beso en Nueva York el 14 de agosto de 1945. No se conocían ni se dijeron los nombres.
Tampoco supieron que Alfred Eisenstaedt les sacó esta fotografía, que la revista Life hizo inmortal, que representa, mejor que ninguna otra imagen, el final de la II Guerra Mundial y que va a sobrevivir a sus protagonistas.
Dos de ellos ya han muerto: el fotógrafo, Alfred Eisenstaedt, que nos dejó en 1995, tras retratar a Albert Eintein, Kennedy o Marilyn Monroe y, ahora, Greta Zimmer Friedman. Solo queda George Mendosa, que a los 93 años es el único testigo de aquel momento irrepetible.