Ni uno de los máximos responsables políticos que gestionaron la catástrofe del ‘Prestige’, responderá por ello. Al contrario, 14 años después de que las playas se llenaran de chapapote, dirigen las más altas instancias del país.
El entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, es presidente de la Fundación FAES miembro del Consejo de Administración de News Corporation , el conglomerado mediático de Rupert Murdoch, también forma parte del Grupo Asesor Europeo de la European Business Awards y del Consejo Europeo sobre la Tolerancia y la Reconciliación, además de asesor externo de Endesa, puesto por el que cobra 200.000€, a los que hay que unir los más de 70.000 que percibe como ex presidente. En los días de la catástrofe tardó un mes en viajar a Galicia y presentó un plan, el famoso Plan Galicia, que nunca llegó a ejecutarse. Sus frases fueron muchas y desafortunadas, pero ninguna comparada con la de su mujer, Ana Botella, que llegó a alcaldesa de Madrid, “en la catástrofe del “Prestige” sólo hay un culpable: el barco”.
Mariano Rajoy, que cuando el buque se fue a pique era vicepresidente y portavoz del Ejecutivo, además de ministro de la Presidencia, fue el encargado de asumir la coordinación de la gestión de la crisis. Hoy es presidente del Gobierno. Para la posteridad quedan declaraciones suyas, como aquellas en las que aseguraba que la marea negra no alcanzaría las costas o que del buque salían “pequeños hilillos de plastilina en estiramiento vertical”. Además, aseguró que el vertido “afectaba a una parte importante de A Coruña”, pero que “no era una marea negra”, e intentó tranquilizar a la población explicando que “el fuel del Prestige” era “el menos tóxico de todos cuantos vertidos había sufrido Galicia”. También son recordados sus rechazos de la versión portuguesa de la evolución de la marea o aquella frase del 4 de diciembre, cuando negaba que el crudo hubiera llegado a las Rías Baixas, mientras millares de marineros luchaban ya contra la marea negra con sus propios medios. El 5 de diciembre se vio obligado a reconocer que el fuel seguía saliendo del Prestige, aunque lo hacía con la célebre frase de los “hilillos de plastilina”. Tan sólo unos días después, reconoce que esos hilos son 125 toneladas de fuel al día.
Francisco Álvarez Cascos, era en la fecha del naufragio, ministro de Fomento, responsable de la elaboración y puesta en marcha de los planes de emergencia en caso de una catástrofe como la del petrolero y artífice del Plan Nacional de Contingencias por Contaminación Marina Occidental, que se aprobó en 2001. Ninguna de las actuaciones se llevaron a cabo según este plan, no consultó a expertos independientes ni profesores universitarios a la hora de decidir alejar el Prestige de las costas, en una iniciativa que no contó con ningún informe científico a favor. “Asumo la ratificación de todas las decisión de las capitanías, oídos los prácticos de los puertos, y asumo la responsabilidad de haberlas apoyado y de no haber introducido modificación ninguna” declaró, entonces, Cascos, a quien le molestó sobremanera que se difundiese que mientras la marea negra entraba en Galicia él estaba de caza. Por supuesto, de ninguna manera ha asumido las decisiones, tal y como dijo solemnemente, en su lugar las asumirá el entonces director general de la Marina Mercante, José Luis López-Sors. Cascos siguió con su carrera política y llegó a presidente del Principado de Asturias, cargo que detentaría únicamente 10 meses, tras ser derrotado en las elecciones anticipadas que convocó cuando no pudo aprobar los presupuestos de la comunidad.
Miguel Arias Cañete, en la época de la catástrofe del Prestige era ministro de Agricultura Pesca y Alimentación…y volvió a ser ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación con Rajoy y ha llegado a comisario europeo de Acción por el Clima y la Energía, ni más ni menos. Aunque sus competencias no debían ser importantes en la gestión de la marea negra, sus decisiones y opiniones sobre el problema son especialmente recordadas, como cuando aseguró que en quince días podrían abrirse los caladeros de pesca o, aquella en la que sentenció, “con el remolque del Prestige a aguas internacionales se consiguió evitar un desastre ecológico del que el sector pesquero habría tardado años en recuperarse”. Además, este ex ministro, que de acuerdo con los datos de Greenpeace, posee 325.000 € en participaciones en empresas petroleras, llegó a decir que el vertido estaba “controlado” y que no derivaría “en consecuencias para las poblaciones pesqueras ni para las especies marinas gracias a la rápida actuación de las autoridades”.
Jaume Matas, era el ministro, ni más ni menos, que de Medio Ambiente, responsable de la ineficacia de la limpieza de las playas y de que no se haya realizado ningún plan integral para paliar los daños causados por la marea negra. Esto fue lo que dijo, entonces,”el Gobierno actuó con diligencia, eficacia y coordinación. Desde el primer momento tomó las medidas necesarias para evitar daños mayores ante un desastre de esta naturaleza”. En 2007 dejó la política después de perder las elecciones al Parlamento balear. Está imputado por doce delitos relacionados por corrupción cometidos durante su etapa en el Govern. En marzo de 2012 fue condenado a seis años y dos meses de prisión.
Arsenio Fernández de Mesa, delegado del Gobierno en Galicia durante la época del Prestige y nombrado, entonces, vocal de la Comisión interministerial para el seguimiento de los daños causados por el buque, participó en la decisión de alejar el petrolero de las costas gallegas sin que expertos cualificados examinaran el barco. Quedan para la historia alguna de sus frases “el destino del fuel en el fondo del mar es convertirse en adoquín” o “es casi imposible que el crudo llegue a las Rías Baixas”. Hasta hace apenas unos días era director general de la Guardia Civil.
A ellos hay que añadir otros nombres como Federico Trillo, ministro de Defensa, hoy embajador en Londres, y sus sentencias, “pensamos en bombardear el Prestige para hundirlo o hacer arder el fuel” o “una primera impresión de la situación allí, después de haber sobrevolado la zona, es bastante positiva, ya que puedo decir que no hay playas manchadas de chapapote. Esto dice mucho del buen trabajo que se ha esto haciendo hasta ahora y empieza a crear una esperanza para el futuro; las playas estaban limpias y esplendorosas, la visión era magnífica”; Javier Gárate, por entonces director de Sasemar; Ángel del Real, capitán marítimo de A Coruña; Serafín Díaz, inspector de Capitanía Marítima; o Enrique López Veiga, conselleiro de Pesca, hoy presidente del Puerto de Vigo, el autor de esta perla, “con el Prestige a 60 millas el riesgo no es alto” sin dejar de recordar al presidente de la Xunta de entonces, el fallecido Manuel Fraga, “ya ha pasado el peligro más grave”, “estuve de cacería cuatro horas y me volví sin comer”, o “se tomó la decisión menos mala, aunque la menos mala fue más mala de lo que estaba previsto”.