El accidente de avión en el que murió casi toda la plantilla del club de fútbol brasileño Chapecoense, además de periodistas y acompañantes, era cuestión de tiempo.
En los últimos seis meses, la misma aeronave puso en peligro hasta en ocho ocasiones la vida de sus pasajeros, entre ellos tres equipos de fútbol distintos, al incumplir la normativa que exige mantener una reserva de combustible de al menos 45 minutos.
Según la tabla de itinerarios, en al menos ocho ocasiones el avión no cumplía las normas aeronáuticas relativas al peso y el combustible de los aviones, poniendo en riesgo la vida de los que iban a bordo al no tener combustible para enfrentarse a eventuales cambios de destino, desvíos por mal tiempo o fallos de motores.