Un monitor de tiempo libre de Pontevedra ha sido detenido este miércoles en una operación contra la distribución de pornografía infantil a más de 1.000 pedófilos. Uno de los arrestados en el mismo caso vivía en la Costa del Sol, en Málaga, y está considerado como uno de los delincuentes sexuales más buscados de Gales.
El detenido pontevedrés instalaba cámaras ocultas en los cuartos de baño para grabar a los menores con los que trabajaba, según informa la Dirección General de la Guardia Civil.
Ambos, ya en prisión sin fianza, están acusados de tenencia y distribución de pornografía infantil a más de un millar de pedófilos en diversos países, pues obtenían y facilitaban este tipo de archivos de abusos a menores a través de redes privadas con un elevado grado de confidencialidad.
Únicamente podían acceder a estos contenidos usuarios de confianza con contraseñas individuales, lo que ha dificultado las pesquisas de los agentes del Grupo de Delitos Telemáticos de la UCO de la Guardia Civil, que tardaron meses en localizar a los detenidos.
Especialmente ardua fue la identificación del ciudadano británico huido de la justicia desde 2006, ya que este no tenía domicilio fijo y su lugar de residencia no constaba en ningún registro oficial. En el momento de su detención, intentó deshacerse de un dispositivo de almacenamiento portátil con más de 80.000 archivos de abusos de especial crudeza.
También adoptaba estrictas medidas de seguridad para ocultar su identidad en internet el otro arrestado, que se conectaba habitualmente a redes inalámbricas desde establecimientos públicos y utilizando varios dispositivos, entre ellos, al menos tres ordenadores y un móvil.
De esta forma evitaba dejar rastro digital a los investigadores, que también detectaron que el detenido había trasladado en los últimos meses su actividad criminal a la red TOR que, entre otras características, permite ocultar la huella que deja la navegación a sus usuarios.
En el registro de su vivienda una vez fue detenido, los agentes se incautaron de las grabaciones de una cámara oculta en los vestuarios de un centro multiaventura, en las que aprecian a menores desnudos. La Guardia Civil destaca que dada la gravedad de los hechos que les imputa, los dos arrestados podrían enfrentarse a penas de hasta nueve años de prisión.