La policía de Austria investiga las circunstancias del suicidio de un refugiado afgano de 11 años que vivía en un alberge en el centro de Baden, cerca de Viena, y que tenía bajo su cargo a seis hermanos y hermanas.
La radio pública Ö1, ha informado de que el niño hacía de intérprete y se encargó de la gestión de los documentos de toda su familia.
Ö1 indica que aunque ya se había informado a las autoridades de la situación de esta familia la administración local de Baden no detectó ningún problema en relación con la misma.
Austria, que tiene menos de 9 millones de habitantes, ha recibido más de 130.000 solicitudes de asilo desde principios de 2015, convirtiéndose en uno de los principales destinos de Europa, en relación a su población.
Unicef denuncia regularmente “la falta de medidas de protección para los niños migrantes en Europa”, subrayando que “la Unión Europea [recientemente distinguida con el Premio Princesa de Asturias] y los Estados miembros están haciendo demasiado poco para tener en cuenta las necesidades y los problemas” de esta población que ha llegada a Europa huyendo de la guerra y del hambre.