El 5 de agosto de 1962 fue encontrada muerta en su casa de Los Ángeles. Tenía 36 años y vivía sola, pese a ser, en aquel momento el ser humano más conocido del planeta. Era Marilyn Monroe, la protagonista de ‘Con faldas y a lo loco’, ‘La tentación vive arriba’, ‘Los caballeros las prefieren rubias’ y el mito sexual, mal que le pesase a ella, más reconocible de la historia, “los hombres se acuestan con Marilyn, pero se despiertan con Norma Jean”.
Los primeros informes decían que su muerte se debió a una sobredosis de nembutal, aunque nunca se ha sabido si había consumido aquellos barbitúricos o, en caso de que lo hiciera, si fue de manera voluntaria o si, como sostienen teorías cada vez más documentadas, en su final tuvieron que ver sus relaciones con el presidente Kennedy y con su hermano, Robert, fiscal general de los Estados Unidos.
Aunque una investigación realizada 20 años después de su muerte por la oficina del Fiscal de distrito de Los Ángeles no halló evidencias de una conspiración para asesinarla, nunca se ha explicado porqué no se le realizaron pruebas toxicológicas durante la autopsia; tampoco se ha aclarado el destino del diario que escribía, no se ha dado razón de la ocultación de parte de sus registros telefónicos, nunca se ha ofrecido una explicación convincente de la presencia de Peter Landford, cuñado de los hermanos Kennedy, en la casa de Marilyn la noche de su muerte o porqué no se incluyó entre las declaraciones la de una vecina, quien aseguró que había visto al Fiscal General entrar en la casa poco antes de que se certificase la muerte y que afirmó que a la actriz le habían puesto una inyección en el pecho justo antes de meter su cuerpo en la ambulancia.
A ello se suman otros testimonios, como el primer policía que llegó a la escena, quien dijo que la asistenta estaba lavando la ropa horas después de la muerte de la estrella y que declaró que había 15 botes de medicamentos en la habitación, cuando en el informe policial solo se citan ocho. Tampoco se ha sabido porqué uno de los médicos que estuvieron en el lugar nunca pudo ser localizado y, especialmente, porqué las muestras que se tomaron del estómago y del intestino de Marilyn se destruyeron antes de que el doctor Thomas Noguchi, como el mismo afirma en sus memorias, “Coroner”, pudiera examinarlas.
A estas incógnitas se suman otras, como la evidente manipulación del cuerpo antes de sacarle las fotos que se adjuntaron al informe de su muerte; el hecho de que se limpiase, como atestiguaron (en un primer momento y luego desmintieron) varias de las personas que estuvieron en la casa hace 54 años, quienes indicaron que había restos evidentes de semen en el cadáver; tampoco se ha explicado cómo llegó Peter Landford tan rápido a la casa, que ocurrió durante los 35 minutos que pasaron desde que el médico de la actriz certificó su muerte y se avisó a la Policía; asimismo no se citó a declarar ni a los auxiliares ni a los camilleros que estuvieron en el lugar y que, según varias versiones, la sobaron y se hicieron fotos tocándole el pecho o besándola; y, finalmente, no figuran en lugar algunos explicaciones científicas para las marcas que Marilyn tenía en la cara, en los brazos y en las piernas.