El vigués Álvaro Gago está nominado con ‘Matria’ a Mejor cortometraje de ficción en los Goya 2019.
Paula Crespo/Matria, rodada en Galicia, cuenta la historia de Ramona. La protagonista es trabajadora en una fábrica de conservas dirigida por una encargada tirana y vive con su marido, con quien apenas tiene relación. Para luchar contra los desafíos que se le presentan día a día, se refugia en el vínculo que tiene con su hija y su nieta.
En esta entrevista, hablamos con el director del corto para conocer el proceso de creación de Matria, su visión del mundo del cine y sus sensaciones como candidato a los Goya.
¿Qué supone estar nominado a los Premios Goya? ¿Abre puertas a más trabajo?
Uno siempre tiene la ilusión de que la nominación te permita manejarte en proyectos futuros de otra manera. Hay muchos casos de cortometrajistas que han ganado un Goya o estaban nominados, pero luego se dan de bruces porque hacer una película hoy en día es casi un acto de resistencia. No sé qué esperar porque nunca estuve en esta situación, pero hay que confiar en los proyectos.
¿Por qué proceso pasó Matria para entrar en los seleccionados a los Goya?
La película se estrenó en octubre de 2017, pero para entrar en los Goya se debe estrenar en septiembre y tuvimos que esperar al año siguiente. Hay que tener un número mínimo de selecciones en festivales nacionales o ganar un premio grande a nivel internacional. Al ganar en el festival de Sundance, Matria ya entró directamente a los Goya.
¿Cómo fue la experiencia en el festival de Sundance?
No me suelo poner nunca muy nervioso, pero ese día fue especialmente fuerte. Sundance es uno de los festivales más potentes y fue un sorpresón, lo celebramos muchísimo. El comité de selección se reunió en Los Ángeles durante diez días para hacer el visionado y de 9.000 cortos escogieron 69. Hay un factor muy grande de suerte y también es importante que la persona adecuada vea tu trabajo en el momento adecuado.
¿Cuántos premios habéis conseguido con Matria?
Matria cosecha alrededor de 60 premios. Funcionó muy bien en los Estados Unidos y en Europa cogió carrerilla poco a poco dejando huella. En España también tuvimos mucho recorrido. Pero creo que el tema de los premios hay que cogerlo con pinzas. Hay muchísimos festivales en el mundo y desde mi punto de vista, tener más o menos premios no determina el éxito de la película. Este año pude viajar mucho, ver muchas películas fantásticas, hablar con directores y directoras y me quedo con eso.
¿Cómo surge la idea de Matria?
Por una conexión que tengo con la actriz principal. Pasé mucho tiempo en la casa de mi abuelo en Vilanova y Francisca cuidó de él durante muchos años. Me apetecía escribir sobre su experiencia personal y en 2016 vi que con esta historia podría hacer una película que, sin duda, tiene una base documental. Surgió de forma natural y el vínculo existente ayuda a transmitir mejor la esencia del cortometraje.
¿Cuánto duró el proceso y dónde fue rodado?
El tiempo que pasó desde que plasmo la idea en guión hasta que el cortometraje está montado es un año y medio. El proceso de rodaje se realizó en cinco días y medio en localizaciones de Vilagarcía de Arousa, el pueblo donde nació mi padre. También rodamos en Cambados y Vilanova de Arousa.
¿Cuántas personas participaron en el cortometraje?
El equipo técnico estaba formado por 20/25 personas al día y el equipo artístico dependía de las escenas. En algunas estaba solamente la protagonista con un par de personas más pero otros momentos requerían de más gente. El día que rodamos en el pabellón, contando con el público y el equipo de baloncesto que aparecía en imagen, tuvimos unas 150 personas participando.
¿Cómo se realizó la elección del equipo?
Viví en Londres y no tenía mucha conexión con la escena audiovisual gallega, por lo que tuve que hacer un trabajo de casting. Sabía que quería trabajar con Lucía Catoira Pan, su trabajo me encantó y tras conocerla me quedó todavía más claro. Fui viendo quién podía participar y me reuní con todo el mundo, desde la directora de fotografía hasta el meritorio de producción. Para mí es muy importante sentir a la persona, tener una conversación y ver más allá de sus habilidades técnicas, conocer su punto de vista humano.
¿Por qué producir un corto y no un largo?
¿Y por qué no? Me gustan ambos. Haré un largo, pero también quiero seguir haciendo cortos, no tienen nada que envidiarle. Hay una aversión hacia este formato muy grande porque está dentro del cliché “el salto a”. A día de hoy se redujo mucho su presencia en salas y cualquier tipo de plataformas, pero existe muchísimo nivel que arroja un poco de luz al mundo del cortometraje. Depende mucho de lo que quieras contar, hay historias que cuadran mejor en un formato corto que en un formato largo.
¿Te dedicas íntegramente al cine?
A día de hoy tengo la suerte de decir que sí. Soy director y montador, pero es muy común necesitar otro trabajo para seguir en este mundo. Creo que de mi generación en la universidad soy el único que terminó dedicándose a esto. Es muy complicado sentir el cine encerrado en un aula y para trabajar en esta profesión necesitas mucha auto formación. Para mí, salir fuera y ver otras formas de trabajar fue la clave.
¿Tienes proyectos futuros?
Si todo va bien, en marzo rodaré un corto en Vigo y después vendrá el largometraje. Aunque sigue siendo muy complicado, conseguir la financiación es más sencillo que hace dos años porque emites más confianza. La gente te va conociendo, ve tu trabajo y se interesa por ti. Este año conformaremos el equipo y desarrollaremos el proyecto, pero ya existe una base de guión sobre la que empezar a trabajar.