Este 30 de noviembre se cumplen 20 años desde que la Muralla de Lugo, el monumento más importante de Galicia, fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La muralla, el monumento mejor conservado de las fortificaciones romanas europeas, fue construida hace 17 siglos, tiempo en el que las modificaciones que ha sufrido no han llegado a cambiar, notablemente, su aspecto original.
El conjunto defensivo tiene una longitud de más de 2 km, exactamente 2.117 metros, aunque hay divergencias en la medida, y abarca una extensión de 34,4 hectáreas. La anchura de los muros es de 4,20 metros, alcanzando los 7 metros en algunos tramos.
La muralla mantiene una serie de torres defensivas entre las cuales se levantan los lienzos de la misma. La distancia entre torres, hay constancia de que había 85 u 86, 46 de ellas se conservan íntegras mientras que hay restos de las otras 39 más o menos mejor conservados, varía entre los 8,80 y 9,80 metros hasta los 15,90 y 16,40 metros con una altura entre los 8 y los 12 metros por la parte exterior.
Las torres tienen unas dimensiones de 5,35 metros hasta 12,80 metros en el hueco o segmento, y de 4,80 hasta 6 metros, en la flecha. Una de las torres tiene ventanales de medio punto de 1,15 m de ancho y de 1,43 m de alto (alguno llega a los 1,53 m).
La misma forma parte de la antigua ciudad romana de Lucus Augusti, la más antigua y señorial de Galicia, fundada por Paulo Fabio Maximo, en nombre del emperador Augusto, en el año 13 antes de Cristo con la finalidad de anexionar, definitivamente, el noroeste de la península Ibérica al Imperio Romano.