El sábado pasado, 27 de noviembre, se recibió una llamada en la Sala de Comunicaciones de la Policía Local de Vigo, que alertaba de que se había encontrado un ave.
Los agentes de desplazaron, pasadas las 11 de la mañana, al lugar donde estaba el animal, en el Camiño da Sobreira. Allí comprobaron que se trataba de un azor. El ‘pájaro’ estaba herido y “semiinconsciente”, al parecer, “a consecuencia de un golpe contra un cristal”.
De inmediato, se hicieron cargo del azor y lo llevaron a dependencias policiales donde esperaron que personal del Centro de Conservación de Fauna viniese a buscarla.
Un excelente cazador
El azor, un ave de mediano tamaño (entre 49-56 cm de longitud y con una envergadura de 89-122 cm) es una rapaz forestal. Se trata de un excepcional cazador, capaz de hacerse con presas de la envergadura de una liebre.
Dotado de extraordinarias cualidades predadoras y de una formidable agresividad, el azor se usaba —y aún se hace— en la práctica de la cetrería. Son precisamente esas grandes dotes de cazador las que determinaron que se le persiguiese sin piedad, bajo la infundada acusación de causar graves perjuicios a las especies cinegéticas.
Su población se redujo a la mitad en las Rías Baixas
Las Rías Baixas tenía, hasta hace muy pocos años, una de las mayores densidades de población de azor del mundo. En una década, de acuerdo con varios estudios, el número de azores en nuestro ámbito se ha reducido a la mitad. La responsabilidad de ello está en la colocación de trampas ilegales para su caza.