El PP de Vigo propone rebajar el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), el de circulación, recogida de basuras o IAE entre otros. En concreto, su presidenta, y portavoz en el Concello, propone bajar un 37% el impuesto para bienes inmuebles urbanos, un 15% para los inmuebles rústicos, o un 15,4% en el IAE.
Estas proposiciones están incluidas en las 20 enmiendas que Marta Fernández-Tapias ha presentado a las ordenanzas fiscales y que, asegura, “afectan directamente y en su mayoría a la economía de los ciudadanos”.
“Es el momento de bajar los impuestos”
La presidenta del PP de Vigo asegurea que en un momento como el actual, de gran presión fiscal y subida de tipos de interés, “es momento de bajar los impuesto, no de hacer lo contrario, como pretenden los socialistas vigueses. Es nuestra obligación ayudar a que los ciudadanos puedan hacer frente a la constante subida de precios y al durísimo fin de 2023 y año 2024 que nos espera”, en alusión a las advertencias de los organismos nacionales e internacionales sobre lo que resta de año y lo que se espera para el próximo ejercicio.
Afán recaudatorio
En sus enmiendas, el Partido Popular de Vigo propone un recorte de esos tributos “frente al afán recaudatorio del Gobierno municipal, que pretende incrementar los impuesto un 4%; un despropósito absoluto”.
En este sentido, Tapias se pregunta cómo es posible que si el alcalde presume de que Vigo es un ayuntamiento saneado y con remanente en tesorería de 200 millones de euros, “quiera ahogar a los ciudadanos con una subida tan desproporcionada e injustificada en los tributos más comunes, imponiéndonos así la mayor presión fiscal de Galicia”.
Por ello, reclama al Gobierno municipal que vuelva a “repasar sus números” con el objetivo de ayudar a las familias. “Los remanentes tienen que servir para contribuir al bienestar de los ciudadanos, no para pagar el autobombo en los conciertos”, ha criticado.
En 2022 el Gobierno local ejecutó menos de un tercio de la inversión presupuestada
Finalmente, Tapias ha querido recordar que en 2022 el Gobierno de Abel Caballero ejecutó menos de un tercio de la inversión real presupuestada y, “de nuevo, empleó la táctica habitual ‘inflar los presupuestos a base de proyectos y partidas que se repiten año a año sin que nunca lleguen ejecutarse, engordando así los remanentes”.