La huelga de Vitrasa se intensifica. Los secretarios comarcales y representantes de los sindicatos presentes en el Comité de Empresa (CIG, UGT y CCOO- además de USO) han advertido este jueves que “el conflicto de Vitrasa saldrá de los muros de la empresa”. Así, han subrayado, “esta huelga dejará de ser sólo de Vitrasa”.
Represión sindical
Para los máximos representantes locales de las centrales, tras 62 días de paro indefinido, estas movilizaciones han pasado de ser de la plantilla de la concesionaria del transporte público, para convertirse en una reivindicación de toda la clase trabajadora de la ciudad.
Los motivos para ello, expusieron, son la “campaña de represión sindical” impulsada por la empresa y por el Gobierno municipal; la negativa a negociar un nuevo convenio, después de pasados 3 años del venciomiento del anterior y la intención de poner a los ciudadanos en contra de los trabajadores. En este sentido, apuntaron al protavoz del Gobierno local – antiguo dirigente de UGT y candidato socialista a las Elecciones Gallegas-, Carlos López Font y a su discurso al que calificaron como propio de “la derecha más rancia”. Incluso el secretario de la Unión General de Trabajadores declaró que si Font, afiliado del sindicato, fuese un cargo orgánico de la central “tendría abierto un proceso de expulsión”.
“Vitrasa no quiere llegar a ningún acuerdo”
Todos los representantes sindicales, criticaron con dureza la nula intención de la Dirección de llegar a acuerdos y subrayaron la disposición del Comité a alcanzar una solución. En este sentido, recordaron, llegó a un principio de acuerdo para seguir adelante con las negociaciones y acabar con el conflicto de Vitrasa, partiendo de un aumento para 2023 del 2,5%; sus integrantes se mostraron dispuestos a desconvocar la huelga durante tres semanas, mientras seguían adelante los contactos; también a dejar para el final el punto de los aumentos, incluso a esperar para aplicar los mismos a la aprobación de una cantidad, por parte del Concello, destinada al ‘reequilibrio económico’ de la compañía.
En ninguno de estos casos, subrayaron, la Dirección de Vitrasa mostró una verdadera convicción de cerrar un conflicto con el cual, insistieron, “está muy cómoda”. Es así, explicaron, porque con 49 autobuses circulando transportan a diario a 50.000 personas, es decir “tiene muchos ingresos y pocos gastos”.
Asimismo, suma dos meses de sueldos del personal que está en huelga; casi 6 millones recibidos del Estado como compensación por la pandemia; 13 millones anuales del Concello, sólo para la PassVigo; un aumento del precio del billete de 1,39 a 1,57€ en tres años, sin contar los cinco años de prórroga de la concesión.
Sólo piensa en sus beneficios
Al contrario, Vitrasa nunca quiso pactar un nuevo convenio, ni siquiera negociarlo, hasta que se inició la huelga indefinida. Pretendió, en un primer momento, recortar un 40% los sueldos del personal,-‘de manera que quien cobrase, por ejemplo, 1.200€ pasase a poco más de 700’-; luego se ha negado cualquier incremento, pese a que la inflación en 2021 fue del 6,5%, de un 5,7% en el año 2022 y del 3,1% el pasado 2023 , lo que ha supuesto la pérdida de más de un 15% de poder adquisitivo para sus empleados y, encima, ha abierto expedientes sancionadores a 20 de ellos, la mayoría integrantes del Comité de Empresa que, “pese a todo, siguen negociando”.
Esto, en conjunto, agregaron los representantes sindicales, deja a la vista que lo único que pretende Vitrasa es mejorar sus beneficios, no dar un buen servicio a los ciudadanos ni, mucho menos, procurar unas condiciones laborales dignas a su plantilla.
La prueba final, aseguraron los dirigentes de las centrales, es que la Dirección de Vitrasa, que en un primer momento condicionaba las condiciones del nuevo convenio a la cantidad en concepto de ‘reequilibrio económico’ que demandan al Concello, ahora lo vinculan al aumento de viajeros. “Sin embargo, al mismo tiempo, reducen líneas, rutas y frecuencias, por lo que ese aumento de pasajeros no se producirá”.