Han pasado 16 años desde que Ramón Ortega Quina, de 21 años, apareciese tirado en Torrecedeira la madrugada del 19 de diciembre de 2008. La investigación de su muerte violenta se cerró sin dar una respuesta a este suceso, pese a que las pruebas no sólo no ratificaron las primeras conclusiones policiales, sino que apuntaban a que alguien pudo acabar con su vida.
Varias autopsias que llegan a conclusiones distintas
No sólo no se tuvieron en cuenta varias pruebas sobre el suceso, sino que las autopsias que se le hicieron al cuerpo del joven discrepan: así figura en las conclusiones que puede aportar Susana Quina, la madre de Ramón.
Tampoco se ponen de acuerdo los investigadores
Así es: las conclusiones de investigadores y expertos discrepan, hasta el punto de que llegaron a aconsejar a Susana que hiciese todo lo posible para no se cerrase el caso. Por si todo ello no fuese suficiente, en este proceso, ademas, no se tuvieron en cuenta las declaraciones de los testigos y Susana Quina mantiene que ni siquiera se interrogó a varias personas que podrían haber aportado infomación para saber qué le pasó a su hijo.
Y en el sumario se refleja que la muerte pudo causarla otra persona
Por último, en el sumario de la investigación no se descarta que otra persona hubiese causado la muerte de Ramón. Y va más allá: considera, literalmente, que esta es una posibilidad igual de verosímil que la hipótesis de que Ramón Ortega hubiese muerto a causa de un accidente ‘rocambolesco’. Este sólo se justificaría con la escalada de una fachada; una caída, que no concuerda con ninguna prueba encontrada, y que un forense dice que fue de una manera y otro forense asegura que fue de otra; un golpe contra una cabina, en donde no se encontró rastro alguno, y con un impacto en la acera, que no pudo demostrar ninguna de las pruebas hechas al cuerpo.
La brigada científica apunta a una muerte violenta
La familia de Ramón presentó una explicación para la muerte que sí tiene el aval de los miembros de la Brigada de Investigación Científica que vinieron a Vigo desde Madrid.
De acuerdo con esta una versión, que sí se ajusta a las conclusiones de estos últimos especialistas: el joven estaba orinando cuando alguien le golpeó por detrás con tal fuerza que lo dejó en el sitio; primero cayó de rodillas, de ahí las heridas que presentaba en ellas, y luego de bruces contra el pavimento, lo que explica que se le rompiesen los dientes.
Testigos presenciales cuyo testimonio no se tuvo en cuenta
En una grabación de televisión, una mujer asegura que su hijo estaba en el balcón a las 3 de la mañana de aquel 19 de diciembre de 2008…pero esta declaración no se tomó en cuenta: la investigación se cerró asegurando que nadie vio nada, que nadie oyó nada y también se dice que no se encontraron testigos. Ello pese a que Torrecedeira, una calle muy poblada y transitada, está próxima al Puerto, a apenas 100 metros hay varios cruces y el lugar del suceso estaba a pocos pasos de tres bares y cafeterías.
Los responsables públicos sólo han hecho declaraciones, pero no han emprendido acción alguna
La familia de Ramón no volvió a tener noticias de las autoridades que prometieron, en declaraciones a los medios de comunicación, toda su ayuda.
Hace años que la mayoría dejaron sus puestos para ocupar otros. A todos y cada uno la madre de Ramón les ha pedido que hagan algo para aclarar la muerte de su hijo. No hubo respuesta. Todos se ocultaron tras la burocracia o la ‘falta de competencia’.
Hoy hay dos personas, Pedro Blanco, delegado del Gobierno en Galicia, y Abel Losada, subdelegado del Gobierno en la provincia de Pontevedra, que pueden hacer algo: reabrir el caso y cerciorarse de que se agotan todas las vías de investigación para explicar la muerte de Ramón.