Aún estaban pasando los títulos de crédito y saliendo los espectadores rezagados de la última película que se proyectó el martes, cuando un representante de Cinebox les dio a los trabajadores de sus salas de la Plaza Elíptica media hora para desalojar. El plazo se amplió a una hora y un despido por cese de actividad se convirtió en un ’a la puta calle’ con chasquido de dedos.
Mientras intentaban saber qué pasaba, la empresa cambió las cerraduras , puso unas cadenas con candado en la entrada y el Centro Comercial ordenó al vigilante que se ocupaba de que nadie robase en las tiendas, montar guardia como si quienes están dentro fuesen rateros del Bronx y no trabajadores del Box.
Desde que hace dos días les llamaron para decirles que no volviesen por alli, los 15 trabajadores de Cinebox Vigo, además de las 3 personas de limpieza, están encerrados entre las puertas de cristal que dan a la calle y las de las 8 salas.
Estos son los cines que hace 9 años largos se decía que habían revolucionado la manera de ver películas en Vigo y que hoy ya ni aparecen en la web de la Plaza E. Su futuro, según los empleados es un “gimnasio”, actividad que sólo podrá iniciarse si se adecua este espacio, construido ex profeso para albergar salas de proyección y si el Concello cambia su licencia de actividad, dada sólo para ellas.
Eso es lo que le han dicho, por lo bajini, a estas 18 personas que sospechan que no es así porque ya se han vendido las máquinas “en 97.000 euros” pero, sobre todo, porque ha habido demasiada prisa en deshacerse de ellos. “Este local le gusta a los cines de Gran Vía, pero sin nosotros, por eso quieren que nos vayamos, sino ¿quién va a coger un negocio con 15 empleados que tienen nuestra antigüedad”.
No les falta razón: si otra empresa quisiese seguir con la misma película tendría que emplearlos, pero no es esto lo que quieren, solo piden que si les despiden lo hagan con una carta, una propuesta de liquidación, una mesa, unas sillas y unos abogados y no en la acera, de palabra, con un ‘ya os llamaremos’ y un número de teléfono escrito en una servilleta.
Hasta que eso ocurra seguirán donde están: ahora tienen sacos de dormir, les han llevado comida, mantas y ya no picarán con el truco de venid a una reunión que mientras tanto entra la Policía para ver que hay de nuevo, viejo. Además, para levantar la moral, mientras, vaya ironía, se celebra el Día de la Constitución, mañana recibirán apoyo: han convocado un vermú protesta en la puerta principal, que no es el título de una película de Almodóbar pero sí es a la hora del vermú.