Casi todos los españoles recordamos perfectamente dónde estábamos aquella tarde de julio de 1997 cuando la banda terrorista ETA ejecutó su amenaza y asesinó al concejal del PP en el Ayuntamiento de Ermua, Miguel Ángel Blanco. Este crimen estuvo precedido por un secuestro express del joven que mantuvo en vilo a todo el país, ya que el Gobierno del ex presidente José María Aznar no cedió al chantaje de la organización sanguinaria que pedía el acercamiento de presos a Euskadi a cambio de liberarlo.
Este martes se cumple el decimoquinto aniversario de esta muerte que supuso un antes y un después en la sociedad vasca que no dudó en salir a la calle a decir ¡Basta ya! y que se tradujo en el surgir del llamado Espíritu de Ermua.
Pues 15 años después, cuando llevamos ya 10 meses desde que ETA anunciara el cese definitivo de la actividad armada –reafirmado nuevamente ayer a través del diario Gara-, a Amaiur le sigue costando condenar públicamente el asesinato de Blanco y el resto de crímenes de la banda terrorista.
Esta misma mañana, uno de los diputado de Amaiur en el Congreso Rafael Larreina dijo que el asesinato del edil popular fue “una injusticia que hay que reparar“ y quiso trasladar su “respeto a esa familia”, pero al igual que a “todas las víctimas que han sufrido injusticias en la historia reciente, sin ningún tipo de excepción”.
Por su parte, el portavoz de Amaiur, Xabier Mikel Errekondo, no quiso pronunciarse al respecto, pese a la insistencia de los periodistas que le pidieron una posición clara sobre si condenaba o no este asesinato de hace 15 años.