“Las reformas fiscales han demostrado ser instrumentos eficaces para la dinamización de la economía y la recuperación del crecimiento. Menos impuestos no significa menos recaudación, sino liberación de recursos a disposición de las familias y empresas, que pongan en marcha de nuevo el motor de la economía”. Esto es lo que puede leerse en la web del Partido Popular, lo mismo que esto otro: “las dificultades que están atravesando nuestras PYMES y autónomos, y el adelanto del ingreso del IVA en la Hacienda Pública era y es otro elemento de distorsión en la economía maltrecha de nuestro tejido productivo”. De ahí que el PP incorporara en su programa electoral la exención del pago del IVA de las facturas no cobradas, “una propuesta que nosotros no calificamos de estrella, calificamos de justicia para PYMES, autónomos y trabajadores”. Las palabras las pronunció Rafael Merino, portavoz adjunto del Grupo parlamentario del PP quien, además, recordó que esta propuesta fue explicitada por Mariano Rajoy en su discurso de investidura, cuando anunció que su Gobierno reformaría la ley a tal efecto, y que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, reiteró ese compromiso en su comparecencia en la Cámara Baja.
Esta es la realidad: Hacienda cobra en concepto de Impuesto de Sociedades a una empresa creada hace tres años, con dos trabajadores, que no tiene deudas, que no ha recibido subvenciones y a la que varios clientes adeudan más de 9.000 €, todo lo que ganó el año pasado:1.700 €.
No hay que irse muy lejos, esto ha pasado en Vigo. Varias personas invirtieron sus ahorros y las indemnizaciones de despido de las empresas en las que trabajaban en crear un negocio. En este tiempo, pese a las especiales dificultades planteadas por la crisis, no sólo han pagado, religiosamente, el IVA, incluso de las facturas no cobradas, sino que no se han retrasado en los pagos del alquiler, a sus proveedores, sus dos trabajadores, la gestoría, la luz, el teléfono, además de hacer frente al resto del coste del funcionamiento y la compra de material, pese a haber facturado unos modestos 22.000 €.
“Cuando hemos solicitado alguna ayuda, de las muchísimas que se anunciaron para emprendedores, la respuesta que recibimos fue, o bien que al no tener deudas, al haber hecho ya inversiones en la compra de los equipos que necesitábamos, no teníamos derecho a esas ayudas o, bien, que el negocio no era rentable, pese a que en estos tres años, no solo no hemos tenido pérdidas, sino que hemos pagado, al día, todo lo que debíamos e, incluso habíamos logrado un pequeño beneficio, que es el que ahora nos reclaman como Impuesto de Sociedades”.
Esta es la situación, real de las PYMES, que el actual presidente calificó de “esenciales” para la economía, a las que prometió, textualmente, “estableceré una reducción del Impuesto sobre Sociedades para microempresas y autónomos de 5 puntos porcentuales, hasta el 20%, que se debe trasladar al IRPF, y estimularé fiscalmente las reinversiones de beneficios en la modernización del negocio”.
“Pasados siete meses, ya no le pedimos que nos ayude, eso no va a hacerlo, seguimos pagando el IVA por las facturas que nos deben, no hay ayuda alguna a la contratación, no se han reducido las tasas e impuestos que pagamos ni 1€, al contrario…no queremos que nos ayude, queremos que nos deje como estábamos, porque si la alternativa que propone es que paguemos más y que reciban las ayudas los malos gestores, aquellos que se empufan, que es distinto de invertir, para eso que no toque nada más”.