Es lo que se desprende de un estudio científico publicado en la prestigiosa Journal of Labour Economics. Parece que seguir trabajando pasado el octavo mes de gestación puede ser tan perjudicial para el bebé como si la madre fumara durante el embarazo.
Esto se traduce en que los bebés de las madres trabajadoras hasta el final tienen menos peso al nacer que los pequeños de madres que cogen la baja maternal.
El estudio demuestra que las mujeres que siguen en activo durante el octavo mes de embarazo dieron a luz bebés 230 gramos más pequeños de media. Esta reducción en el peso al nacer puede tener consecuencias en la futura salud del niño, como ya se ha visto en los hijos de fumadoras, cuya ganancia de peso en el útero también se ve reducida.
Por cierto que seguir en activo hasta el momento del parto no tenía gran efecto en las madres menores de 24 años, no así en las gestantes de mayor edad, cuyos niños sí nacían con menor peso.
El artículo de la revista refleja, además que un bajo peso al nacer se relaciona con una mayor tasa de fracaso escolar, diabetes o, incluso, mayor mortalidad.