Todo ha ido como lo previsto. La nueva Ley de Cajas ha sido aprobada hoy en el Parlamento gallego con los votos a favor del PPdeG y el BNG y en contra del PSdeG, que no apoya la iniciativa al considerarla intervencionista. Con esta ley por primera vez el Parlamento gallego se cuela en los órganos de dirección de las cajas, donde ocuparán el 20 por ciento de los puestos. Las corporaciones locales se quedarán con otro 20%, mientras que para los impositores o representantes de los clientes se reserva el 30%.
El resto se divide a partes iguales entre empleados, entidades representativas y fundadoras, aunque en el caso de Caixa Galicia esta parte se distribuye entre Parlamento y ayuntamientos al carecer de entidades fundadoras. Además, se establecen los 70 años como tope para ser director general, lo que supondrá la jubilación del presidente de Caixanova, Julio Fernández Gayoso. Para mantener la continuidad y hacer el traspaso menos traumático, se mantendrá un año más el 10 por ciento que ocupan los impositores.
Desacuerdo
El principal punto de desencuentro del Partido Socialista con sus compañeros en el Parlamento reside en la forma de elección de algunos de los representantes de la asamblea general, la necesidad de que Facenda autorice la obra social superior al medio millón de euros en tres años y que el plazo de renovación de los órganos de dirección sea de dos meses. Ninguna de las 45 enmiendas que el PSdeG tenía preparadas para el debate de hoy han sido introducidas, aunque sí se incluyó la propuesta socialista que establece que las fusiones deberán ser autorizadas por el Consello de la Xunta.
Además, los socialistas consideran que se trata de una ley que va en contra de las grandes ciudades, ya que se limita a uno la representación de cada uno de los sectores salvo el Parlamento en los consejos de administración.
