Gracias por acordaros de mí al comienzo de la actuación. Soy yo, uno de esos críticos a los que señalasteis mientras nos incitabais al ocupar nuestra localidad. Tenéis oficio. Eso nadie lo niega. Pero ¿30 € por este concierto? Algo excesivo. Eché en falta un detalle, como el que tuvo Estopa en el Festival Starlite , y que hubieseis negociado con los productores una rebaja de, por lo menos, el 30% del precio de aquella localidad de la que hablábamos al principio. En eso, el oficio no ha cedido a los reflejos.
Sois un lujo, y no solo en el escenario, sino para quienes no tenemos 50 y muchos y la vida más o menos encarrilada, porque pagar 5.000 pelas por estar de pie, por mucho que hablemos de Joaquín, es una pasta que no os atreveríais a cobrar ni en los 80, cuando los que hoy podían pagarla no tenían un puto duro.
La verdad es que hubo cosas que me gustaron y otras que no. La sensación esa de esperar a que acabe una canción para ver si la siguiente es la buena, es una de las que no me gustó. Sí el que no hicieseis sangre volviendo a vuestros clásicos una y otra vez. Eso estuvo currado.
No habría pasado por taquilla por la primera mitad del concierto…ni yo ni la mitad de los que 3.000 que estábamos allí, pero sí lo hubiese hecho por la segunda y por esos monólogos. Tenéis ingenio. Eso tampoco lo niega nadie.
Ni de coña, me habría gastado lo que costaba la entrada por veros en un sitio tan impersonal como el Ifevi, fue como acompañar un cocido con té. Vuestro hábitat está en Catrelos, y ya se sabe lo que pasa cuando a uno lo sacan de su hábitat: se parece más al león del zoo que al de los documentales de La 2. Y sí habría pagado, no tanto, por los momentos en que dejasteis que la peña cantase estrofas de vuestras canciones, yo mismo desafiné a voz en grito un par de veces.
Siendo sincero, el tiempo ha sido menos cabrón con Joan Manuel que contigo, Joaquín, pero ha tratado mucho mejor a tus canciones que a las suyas. Mediterráneo sigue acojonando, pero Princesa, por ejemplo, es tan maleable que hasta puede transformarse casi en un rock. Es verdad que llevó tu luz y tu olor por donde quiera que vaya, Joan Manuel, que sigo prefiriendo un buen polvo a un rapapolvo y crecer a sentar la cabeza, pero esta noche, no solo el bizco se dio cuenta, allí solo había uno que se parecía al Sabina, ese que canta.