Un descubrimiento esperanzador. Un fármaco inmunosupresor utilizado habitualmente para evitar el rechazo en trasplantes podría servir también para retrasar la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
Hablamos de la rapamicina que aunque no curaría ni el Parkinson ni el Alzheimrer pero que sí puede proteger y retrasar la aparición de enfermedades neurodegenerativas. Al menos esto es lo que asegura el jefe del grupo de Neuropatología del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), Isidro Ferrer, quien ha participado en este importante estudio.
El trabajo ha estado coordinado por investigadores del International School for Advanced Studies de Trieste (Italia), y es fruto de cinco años prolongados de trabajos desde que se descubrió que los pacientes de Parkinson presentan un déficit en la proteína Uchl1.
Pese a que los científicos desconocían el mecanismo que producía dicho déficit advirtieron que la proteína se regulaba mutuamente con su proteína espejo.
El estudio contrastó que cuando la proteína espejo se encuentra en el núcleo de la célula no interacciona con la proteína, mientras que si se localiza en el citoplasma sí que lo hace.
La investigación, desarrollada in vitro, ha permitido descubrir un mecanismo que se traduce en la proteína espejo de Uchl1 que se acumula en el núcleo pueda salir al citoplasma para unirse a la proteína Uchl1 y, de este modo, interaccionen.
Aunque el descubrimiento está en su fase inicial, supone un avance de cara a estas dos enfermedades sin cura a día de hoy.