El proceso para la declaración del edificio del Real Club Náutico como Bien de Interés Cultural (BIC), iniciado en agosto de 2008, puede acabar con la catalogación como tal por parte de la Xunta, muy pronto. El conselleiro de Cultura está dispuesto a tomar esta decisión en los próximos meses, lo que supondría que la obra de los vigueses Francisco Castro Represas y Pedro Alonso Pérez, sería el primer inmueble racionalista de Galicia que lograría tal distinción.
Con la misma no sólo se reconocería el talento de estos dos arquitectos, varios de cuyas obras están catalogadas a nivel internacional, sino que se paralizarían las reformas proyectadas por la actual junta directiva del club y que, en opinión de varios especialistas, supondrían “una nueva mutilación del espíritu original del edificio y un ataque contra su propio diseño”.
Proyectado en la década de los 30 del siglo pasado, el edificio del Club Náutico de Vigo es un conjunto histórico, de corte racionalista, cuyo proyecto se firmó en 1944, siendo inaugurado en 1945. Definido por especialistas y catedráticos “una obra maestra e irrepetible de la arquitectura racionalista de Galicia” formar parte del registro nacional de la Fundación DoCoMoMo Ibérica, cuyo principal objetivo es inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del movimiento moderno y del primer inventario de la arquitectura del siglo XX en España, en el que se encuentran inscritas más de 5.600 obras.
El estado actual del inmueble se ha ido transformando hasta apartarse casi totalmente de la idea original de Castro y Alonso: la unión entre el mar y la tierra hasta conseguir que el agua entrase en el, no en vano se proyectó como la imagen de un barco más atracado en el puerto, conjunto del que forma parte el pañol que también logrará su calificación de Bien de Interés Cultural.
El ejemplo del estilo racionalista en la ciudad, cuyo máximo exponente durante el siglo XX fue Francisco Castro, se refleja en varios de los edificios más emblemáticos de Vigo, como el Ribas-Barreras, en la intersección de Colón y Marqués de Valladares (1933) Curbera, en García Barbón (1939), Sanchón, en Policarpo Sanz (1935), Albo, en la esquina de Gran Vía con Urzáiz (1942), Cesáreo González, Praza de Portugal (1938) o el Crespo Filgueira, calle Cuba (1938).