Los trasplantes de órganos crecen, aunque a paso lento. Y, en muchos casos, la culpa es de la familia del donante. El Sergas está realizando un estudio para averiguar cuáles es la razón por la que se ha incrementado ocho puntos y subido hasta el 29 por ciento la negativa de los familiares a donar los órganos de un allegado fallecido. Encargado a la facultad de Psicología de Santiago de Compostela, el estudio arrancó hace dos meses y espera dar los primeros resultados a comienzos de este año.
A pesar de la decisión de la familia, en Galicia existe desde hace dos años el Rexistro galego de instruccións previas, en el que cualquier persona puede realizar los trámites para expresar su voluntad de ser donante tras su muerte y que se respete la decisión. Pontevedra y A Coruña son las que más donantes presentan (29 y 43) y ayudan a situar la tasa de donación en el 30,4 por millón de habitantes, el doble que la media europea pero cuatro puntos por debajo de la española.
Los accidentes cerebrovasculares son los que más donantes aportan, con el 67,1 por ciento, junto con los traumatismos craneoencefálicos no relacionados con un accidente de tráfico (15,3%). Los donantes muertos en carretera bajan hasta el 7,1 por ciento. Los donantes gallegos tienen una media de 58 años.
Casi 5.200 trasplantes
Sin embargo, a pesar del aumento de las negativas, el año pasado se realizaron 272 trasplantes: 127 de riñón; 78 de hígado, de los que 16 fueron con un donante vivo; 40 de pulmón; 21 corazón y seis de páncreas. Y se hicieron 9 trasplantes combinados: 5 de páncreas y riñón 3 hepatorenales y uno cardiorenal. Y ya van casi 5.200 trasplantes de órganos desde la primera intervención hace ya 28 años. En este momento hay 377 personas a la espera de un nuevo riñón, 35 de un hígado, 27 de un pulmón, 14 de páncreas y 4 de corazón.