La pobreza y una hambruna que no se vivía desde hace años, han hecho que a los habitantes de muchos pueblos no les quede más que comer que la carne de este animal, yendo a cazarlo incluso en las reservas que se han abierto para garantizar su supervivencia. Aunque no es infrecuente que los ugandeses consuman carne de chimpancé, la matanza que se está llevando a cabo los últimos tiempos ha reducido la población de estos animales, que era de decenas de miles, a poco más de 5.000 en todo el país, como ha denunciado la directora del Santuario de Chimpancés quien, además, ha denunciado la situación extrema en la que se encuentran los refugiados llegados a Uganda desde la República Democrática del Congo, quienes viven en pésimas condiciones y que, para sobrevivir, también han optado, como han visto hacer a los ugandeses, por comer carne de chimpancé y de mono.
“Actualmente, la mayoría de los chimpancés de Uganda están protegidos en reservas, pero no puede controlarse el hambre de más de 16 mil refugiados del Congo que siempre se las ingenian para conseguir alimento, algo por lo cual no se les puede culpar, pero si se hace necesario que la naciones resuelvan sus conflictos y atiendan el hambruna antes que el impacto ecológico sea irreversible”, ha asegurado Lily Ajarova.
“No podemos dejar que los chimpancés se conviertan en cena y tampoco que los niños mueran de hambre”, por ello, Ajarova ha pedido a las autoridades que, además de garantizar la supervivencia de los refugiados congoleños, hagan una apuesta por la conservación de los recursos naturales que, recuerda al Gobierno “no son ilimitados” y cuya pérdida “causará más carencias y traerá mas necesidad en el futuro”.