“La necesidad de poner coto a expresiones vulgares y hacer cumplir por nuestra parte lo que aprobamos en la Primera Conferencia Nacional del Partido obedece a nuestra responsabilidad de revelar y promover jerarquizadamente en todos los espacios posibles los auténticos valores de nuestra producción musical”.
Con este argumento, el Gobierno cubano, a través de una entrevista publicada en el diario oficial Granma al presidente del Instituto Cubano de la Música, Orlando Vistel, anuncia que el régimen rechaza la “vulgaridad” y la “mediocridad” de géneros musicales como el reggaeton.
Y es que Cuba quiere seguir sintiéndose orgullosa del son, la salsa o el jazz, pero no del reggaeton cada vez más extendido por todos los rincones de la isla.
“El Instituto Cubano de la Música y su sistema de instituciones ha adoptado medidas, que van desde la descalificación profesional de aquellos que violen la ética en sus presentaciones hasta la aplicación de severas sanciones”, señala Vistel.
Pero la prohibición no va solo contra el reggaeton, sino también hacia todo tipo de “expresiones vulgares, banales y mediocres” que se van viendo en otras prácticas musicales, aunque insisten que el reggaeton es un claro ejemplo de la música que no se quiere en Cuba.