Los incendios forestales que se están produciendo desde el viernes en la isla australiana de Tasmania, en el sureste del país, se traducen en un centenar de desaparecidos y miles de evacuados. Las probabilidades de encontrar víctimas mortales son enormes, ya que decenas de casas han quedado reducidas a escombros por las llamas.
La búsqueda de cuerpos están centradas en los edificios ubicados en las poblaciones de Dunalley, Boomer Bay y Marion Bay, donde ese centenar de personas que siguen desaparecidas todavía no se han puesto en contacto con sus familiares o autoridades locales.
Hasta el momento, Dunalley es una de las localidades más afectadas después de que el fuego destruyera el 30% de los edificios de la población y obligara a la mayoría de sus habitantes a trasladarse a otras ciudades o refugios instalados por el Gobierno para pasar la noche.
No ayudaron nada las altas temperaturas registradas en algunos puntos llegando a superar los 41º grados en algunos lugares de la isla, no se recordaba algo así desde 1880.
La última tragedia de esta características se registró en febrero de 2009 cuando murieron cerca de 180 personas quedando arrasados pueblos enteros. A aquel episodio se denominó Sábado Negro.