Sí, has leído bien. No ha influido en la redacción de esta noticia que tengamos al becario trabajando con la televisión encendida mientras ponen ‘Murieron con las botas puestas’ (están poniendo una de amor), pero la información es real.
Esto es lo que ha pasado, de verdad, un grupo de indios, algunos armados con arcos y flechas, ocuparon el Museo del Indio de Río de Janeiro, contiguo al estadio Maracaná y que está previsto que sea demolido para ampliar los aparcamientos del campo donde se disputará la la Copa de las Confederaciones de 2013 y el Mundial de Fútbol de 2014.
Este grupo, la mayoría de una reserva indígena del estado de Río de Janeiro, se instaló en campamentos en el edificio, que fue rodeado, no por el Séptimo de Caballería, sino por el Batallón de Choque de la Policía militarizada de la capital fluminense.
Algunos de los operarios de las obras, que mostraron su apoyo a los indios, tuvieron sus identificaciones retenidas por los supervisores de las constructoras Odebrecht y Andrade Gutiérrez, encargadas de las obras, según denunciaron los propios empleados a medios de comunicación locales. El mismo grupo pretende hacer otra manifestación como protesta por la demolición programada del estadio de atletismo ‘Celio de Barros’.
La Policía militarizada aguarda una orden judicial para proceder con el desalojo del del lugar, mientras que las autoridades municipales negocian para evitar una resistencia violenta por parte de los indios quienes, por cierto, llevan, como es debido, sus pinturas de guerra.