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Así es desde que el hombre designado por Hugo Chávez para sucederle al frente de Venezuela juró como presidente interino del país en la Asamblea Nacional el mismo día en el que se celebraban los funerales de Estado en memoria de su antecesor.
El encargado de tomar juramento como “presidente encargado” fue su gran aliado y la persona que, de acuerdo con la Constitución debería de haber asumido la Jefatura del Estado y convocado elecciones presidenciales en un mes: el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello.
Maduro juró por los “niños, soldados, indígenas y los campesinos y con lealtad más absoluta al comandante Chávez” que cumplirá la Constitución con la “mano dura de un pueblo que decidió ser libre”. Una vez recibió la banda presidencial, entre lágrimas, afirmó, “perdón, esta banda pertenece a Hugo Chávez, el comandante en jefe”.
“Chávez nos dijo que debíamos conducir al país a una elecciones libres. Nosotros nunca aspiramos a ningún cargo y menos a la Presidencia porque estábamos satisfechos del jefe, del líder que teníamos y que hemos tenido en nuestro corazón hasta el último suspiro”, añadió.
La designación del hasta ahora vicepresidente del país, fue respaldada por el Tribunal Supremo Justicia, que resolvió que no debe renunciar a su cargo para ser candidato en los comicios, algo en lo que no está de acuerdo, en absoluto, la oposición. Quien fuera su candidato en las Presidenciales del pasado mes de octubre, Henrique Capriles, aseguró que se trataba de “una juramentación fraudulenta, no hay en Venezuela ninguna forma de alcanzar la presidencia de la República por una sentencia o por decreto, a la presidencia se llega por vía popular” y, dirigiéndose al nuevo presidente encargado añadió, “Nicolás, a ti nadie te eligió presidente, chico. El pueblo nunca votó por ti. ¿Cuál es el miedo Nicolás?”.
