Arabia Saudí va a permitir los clubes deportivos femeninos por primera vez en toda su historia.
Se trata de una legalización sin precedentes y que supondrá un gran paso en un país ultrareligioso donde los clérigos advierten contra la práctica del ejercicio físico de las mujeres. Algunos de ellos defienden que las mujeres pueden perder la virginidad si practican deporte como los hombres.
Esta decisión llega, precisamente, casi un año después de que Arabia Saudí dejará competir en los Juegos Olímpicos de Londres a mujeres, cediendo así a las distintas presiones de grupos internacionales de derechos humanos.
Las pioneras fueron dos mujeres saudíes, una judoca y una corredora, que se convirtieron en las primeras atletas que competían por su país en una olimpiada. En el caso concreto de una de ellas, recibió todo el entrenamiento en el extranjero.
Hasta ahora, las instalaciones en las que las mujeres pueden hacer ejercicio físico, incluidos los gimnasios, tienen que tener un permiso del Ministerio de Sanidad y se clasifican como centros de salud.
Pero las prohibiciones de las mujeres saudíes son de todo tipo, entre ellas, no pueden conducir y deben obtener el permiso de un hombre, normalmente padre, marido o hermano, para contraer matrimonio, para viajar al extranjero, para abrir una cuenta bancaria, para trabajar o para someterse a determinadas intervenciones quirúrgicas.
Parece que el actual rey Abdullah está considerado como un impulsor de la educación de las mujeres y de las oportunidades de trabajo para ellas, llegando a enfrentarse, en numerosas ocasiones, a la oposición de poderosas voces conservadoras religiosas.