El veterinario, vecino de Benijófar, que confesó haber matado, descuartizado y entregado los restos de su mujer para que fuesen incinerados, la mató intentando realizarle una liposucción. El hombre, de 46 años, intentó operarla para acabar con sus problemas de obesidad, pero la víctima se le quedó en la mesa de operaciones.
Sin saber qué hacer, optó por descuartizarla, meter los trozos del cadáver en bolsas de plástico y entregarlas a una empresa que incinera animales, y con la que habitualmente trabaja, diciendo que se trataba de un ‘perro grande’ que había que incinerar. Ahora la Policía Judicial de Almoradí intenta averiguar si, realmente, los hechos fueron como describe el presunto homicida o si, por el contrario, llevó a término un plan premeditado para matarla.
Aunque el macabro suceso se produjo la semana pasada, la detención no se realizó hasta el viernes, cuando el hombre se entregó, acompañado de su abogado, en el cuartelillo de la Guardia Civil.