La situación de Pescanova sigue siendo de lo más compleja. Y es que, saber que su liquidez real tiene los días contados no ayuda nada a calmar a las decenas de trabajadores de la compañía que desconocen su futuro más inmediato.
Este viernes será cuando se cumpla el plazo dado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para que la empresa gallega presente sus cuentas, después del desfase conocido y que se traduce en una deuda que ronda los 2.700 millones de euros, más de 1.200 millones de euros por encima de lo que, en principio, figuraba en el pasivo auditado.
Por cierto que, mientras dicho plazo se agota, por su parte, accionistas minoritarios están ya ultimando una querella contra el Consejo de Administración, por un presunto delito societario y de manipulación contable.