Como cada 13 de abril hoy se celebra el Día Internacional del Beso con el que se conmemora la fecha en el que se registró el beso más largo de la historia que duró, nada más y nada menos, que 46 horas, 24 minutos y 9 segundos.
Pero según hemos sabido, otro hecho que influyó en la aprobación de este día fue que el 15 de septiembre de 1990, el estadounidense A. E. Wolfram besó a unas 8.000 personas durante las 8 horas de un festival del beso.
Ya en la gran pantalla, el beso más largo del cine -hasta la fecha- es uno que apareció en la película Ahora Estás en la Armada, de 1940. El beso que se dieron los actores Regis Toomey y Jane Wyman duró 185 segundos.
Y como la cosa va de besos hoy te contamos, además, los beneficios principales de esta práctica de lo más placentera nos aporta.
Los besos relajan todo el cuerpo. Besando apasionadamente se pueden quemar hasta 13 calorías. También nos mantienen jóvenes ya que para besar de forma apasionada se ejercitan más de 30 músculos faciales, disminuyendo así la formación de arrugas en la piel y estimulando su regeneración.
Besarse provoca un aumento de la tensión arterial y del ritmo cardíaco que activan y mejoran la circulación sanguínea a la vez que fortalecen el sistema inmune, ayudando a las personas a enfermar menos y a vivir más años.
Estimulan la liberación de endorfinas, las encargadas de provocar una sensación placentera, y actúan como antídoto para la depresión, la angustia, el desánimo o la tristeza.
También estimulan la secreción de hormonas que funcionan como analgésicos, alivian alergias y retrasan la aparición de síntomas como estornudos y secreción nasal.