Hacer pruebas de ADN y subrayar la importancia que ello tiene para resolver los casos de niños robados. Ese fue el mensaje que dejó Jaume Buj, este sábado en Vigo. Buj, director del laboratorio Neodiagnóstica, que tiene su sede en Cataluña, explicó a los asistentes a la segunda reunión organizada en la ciudad por SOS Bebés Robados Galicia, en qué consisten estas pruebas y, especialmente, la importancia que tiene incluirlas en el banco abierto a nivel de toda España que ha facilitado la resolución, “y también el descarte” de numerosos casos de posibles ‘bebés robados’.
Buj, que empezó a colaborar con la primera asociación que se creó a nivel estatal de afectados por estos robos, indicó que “en la actualidad disponemos de una base de datos de ADN de casi 1.500 personas que están buscando a sus familiares”. Ello ha permitido cotejar miles de ellos y facilitar el encuentro de 12 de estos ‘bebés robados’ con sus familias de origen.
Precisamente en la reunión de este sábado en el Centro Social de Teis, una decena de posibles afectados de Vigo se realizó esas pruebas que, “que tienen una fiabilidad del 99,99% , algo que nos permite confirmar, y también rechazar, un parentesco paterno y materno filial”. Estas pruebas de ADN, previa autorización de los afectados, pasan a formar parte de una base de datos que “permite comparar y detectar coincidencias casi instantáneamente”. Con ello, subrayó Buj, “conseguimos, llegar a afirmar, sin género de dudas, si una mujer a la que le han quitado un hijo o una hija es la madre de una persona que está buscando a sus padres biológicos”.
Este especialista forense, que ha pasado varios días en Galicia, uno de ellos para realizar la primera exhumación, impulsada por SOS Bebés Robados, en Galicia, aseguró que “las asociaciones de afectados son la columna vertebral a la hora de aclarar los casos de bebés robados”, y es así, subrayó, “porque las pruebas de ADN sirven para establecer que se ha dado esa situación de sustracción, siempre que las mismas se apoyen en otros datos: fechas y lugares de nacimiento, pruebas documentales y testimonios”.
Tanta importancia tienen estos datos como “parte integrante de una investigación” que el laboratorio archiva aquellos posibles casos en los que, pese a haber “una coincidencia en varios de los parámetros que señalan las pruebas de ADN, no hay, también, una coincidencia en el tiempo”. Jaume Buj estableció en una “horquilla de 6 meses” la diferencia máxima que puede haber, “para que recomendemos realizar una segunda prueba”, entre la edad de la persona a la que se busca y la que su posible madre señala como la de nacimiento.
