Ya solo nos queda un milagro. El Celta se agarra apenas con la punta de los dedos a Primera, después de perder este domingo en el Benito Villamarín (1-0) frente a un Betis que fue superior en el primer tiempo y se encontró con un gol en la segunda mitad. Literalmente. Y es que el tanto vino precedido por un resbalón de Jonathan Vila…un resbalón que puede valer la permanencia.
Por si la caída de Vila no fuese suficiente mala suerte, los vigueses se encontraron, además, con un árbitro que fallaba más que una escopeta de feria. En uno de esos errores pitó un fuera de juego que no vieron ni los tripulantes de la Estación Espacial Internacional, impidiendo el empate de Tuñez, por cierto en una de las contadas ocasiones de peligro que crearon los celestes.
El Celta no pudo con los primeros 25 minutos, tan mal lo hizo en estos primeros compases del juego que nadie se habría extrañado si los sevillanos no hubiesen marcado dos o tres goles. Los vigueses salieron como pudieron de la presión y empezaron a sacudirse la presión, gracias a Javi Varas, que mostró su mejor versión y al buen hacer de Augusto y Krohn Dehli. Que sacaron al equipo del agobio al que lo tenía sometido el Betis.
El descanso no mejoró las ideas de los celtistas. Aunque los andaluces no machacaron como en la primera parte pero, poco a poco, fue haciéndose con el partido como demostraron las llegadas de Salva Sevilla y Rubén Castro. El cántaro, que tanto había ido a la fuente se rompió en el resbalón de Jonathan Vila tras la jugada de Chica por banda derecha lo que le regaló el remate franco a Rubén Castro.
Ahí se acabó el Celta y apareció el árbitro: Túñez la clavó en la escuadra, pero el árbitro lo anuló por un fuera de juego imposible cuando el celeste había arrancado desde cinco metros detrás de la línea defensiva…y ahí se acabó un partido que el Betis pudo sentenciar en los últimos minutos.