En un partido impresionante, sin duda uno de los mejores encuentros de las últimas temporadas, Rafa Nadal se ha impuesto al número 1 del mundo Novak Djokovic (4-6, 6-3, 1-6, 7-6(3) y 7-9), y jugará por su octava victoria en de Roland Garros.
Djokovic comenzó el encuentro con su estilo roca: dominando la pista, con golpes secos, inapelables, rabiosos, frente al español que solo brillaba en determinados momentos y que parecía no estar cómodo sobre la Philippe Chatrier. Hasta que empezó a estarlo. El momento en el que quedó claro fue cuando le rompió el servicio al serbio para poner el 3-4 en el marcador y, tras mantener su servicio, hacerse con el primer set.
En el segundo, con un Djokovic repuesto, este pareció dar muestras de flaqueza tras perder su saque y quedarse 2-3…pero no. Inmediatamente se repuso y devolvió el break para hacer el 3-3 y luego en el 5.3, antes de hacerse con la manga por 6-3.
El tercer set fue el del huracán Rafa, que empezó con un incontestable 0-5 y acabó con un 1-6 que hacían presagiar que el partido estaba llegando a su último acto. Pero, igual que desapareció de la pista, Djokovic volvió, de nuevo, como la roca y empezó el mejor duelo que se ha visto en todo el torneo. Primero un break de Rafa para hacer el 3-4, luego otro del balcánico para poner el 5-4; Nadal volvió a hacerse con el saque de ‘Nole’ en el 5-6, este empató en el siguiente. Y llegó el ‘tie-break’ y ahí Djokovic sacó la máquina del tenis apabullando al mallorquín con un incontestable 7-3.
Y se fueron al quinto, y nosotros con ellos. Nadal, muy mal, perdió los dos primeros juegos, 2-0; en el siguiente se puso 2-1, Novak cumplió y se hizo con el 3-1, llegó el 4-3 y la urgencia de Rafa para romper el saque de su rival…y andando. El siguiente juego fue para el español, 4-5, Djokovic ganó su servicio (5-5) y Nadal hizo lo propio con el suyo (5-6). Y ya no había ‘tie-break’, todo pasaba por hacerse con el saque del contrincante…y así sucedió cuando Nadal, extenuado, se hizo con el 7-9 definitivo, que le coloca en la final esperando, esperemos, a Ferrer, que tendrá que imponerse a Tsonga para ofrecernos una final casera el domingo.