Hace 800.000, aproximadamente, los rápidos cambios en el clima de la Tierra coincidieron con una triplicación en el tamaño del cerebro y el cráneo humano, que condujo a un aplanamiento de la cara. Pero, ¿cómo pueden las características fisiológicas de los seres humanos cambiar en el futuro? y ¿Cómo la tecnología portátil como Google Glass puede cambiar la forma en que usamos nuestros cuerpos y rostros?
El Artista e investigador Nickolay Lamm se ha asociado con un genetista computacional para investigar e ilustrar cómo seremos dentro de 100.000 años…bueno serán, porque nadie estará aquí para verlo o contarlo…puede que el becario sí, que es un tío que se cuida mucho.
Lamm dice que esto es “una línea de tiempo posible”, donde, gracias a la tecnología de la ingeniería del genoma cigóticos, nuestros seres futuros tendrían la capacidad de controlar la biología humana y la evolución humana, de la misma manera en que controlamos los electrones para alimentar nuestro mundo de hoy.
Lamm habla del “control de arrebatar” la forma humana de la evolución natural y la biología humana para adaptarse a nuestras necesidades. Las ilustraciones fueron inspiradas por las conversaciones con el Dr. Alan Kwan, quien tiene un doctorado en genómica computacional de la Universidad de Washington.
Kwan basa sus predicciones en los entornos que la vida, el clima y los avances tecnológicos podrían ser en el futuro. Los científicos que escriben en la revista British Dental han sugerido que las comparaciones de la calavera puede mostrar que la gente de hoy día tienen rasgos faciales menos prominentes pero frentes altas; y Kwan espera que la cabeza humana tienda a ser más grande para dar cabida a un cerebro más grande.
Kwan asegura que 60.000 años a partir de ahora, nuestra capacidad de controlar el genoma humano también hará que el efecto de la evolución de nuestros rasgos faciales discutible.
Los ojos parecen “desconcertantemente grande”, menos desde nuestro punto de vista hoy en día, y puede presentar ojos brillosos para mejorar la visión con poca luz. Habrá otras necesidades funcionales: ventanas de la nariz grandes para facilitar la respiración en ambientes fuera del planeta.