A Daniel Perry le hicieron creer que se encontraba chateando con una chica de su misma edad a través de Skype, pero no era real. Lo que hacían era grabar la conversación para más tarde chantajearle con enseñar el vídeo a sus familiares y amigos. Daniel no soportó la presión y terminó por suicidarse.
Los chantajistas amenazaron a Daniel de difundir entre sus amigos y familia un vídeo donde aparecía una conversación de él con una supuesta chica a través de Skype. La condición para no publicar el vídeo era entregarles dinero, pero la presión fue más fuerte que Daniel y terminó por quitarse la vida: tras recibir la amenaza, fue hasta puente y saltó desde lo alto, muriendo en el acto.
Una fuente cercana a la familia recogidas por el diario británico Daily Mail asegura que “conociéndolo, se habría sentido avergonzado y horrorizado. No hacía nada malo, nada que no pudiese haber hecho cualquier adolescente de su edad”