Y, salvo que las encuestas fracasen estrepitosamente, la canciller Merkel, acude a las mismas sabiendo que será reelegida para un tercer mandato pero con la incertidumbre de qué partido acompañará a su Unión Cristiano Demócrata (CDU) en el gobierno de la principal economía europea.
Los últimos sondeos publicados esta semana dan a la CDU y su formación hermana bávara, la Unión Cristiano Social (CSU), en torno al 40% de los votos, mientras que su actual socio de coalición, el Partido Liberal Demócrata (FDP), se quedaría en torno al 5%, el respaldo mínimo en Alemania para conseguir acceder al Bundestag.
En el otro lado, el Partido Social Demócrata (SPD) se haría con entre el 26 y el 27% y su aliado tradicional, los Verdes, obtendría entre un 9 y un 10%, un porcentaje similar a La Izquierda, formación nacida antes de las anteriores elecciones. Además, el nuevo partido euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD) también superaría el umbral del 5% y conseguiría representación parlamentaria.
Estos resultados arrojarían un empate técnico entre el centro-derecha y el centro-izquierda, si bien el candidato del SPD, Peer Steinbrueck, ha dejado claro que no gobernará en una coalición en la que también esté La Izquierda.
No obstante, aunque Merkel consiga reeditar su coalición en las elecciones de mañana, ésta gozará de un respaldo menor al que obtuvo en los comicios de 2009. La canciller tendría una exigua mayoría en el Bundestag, mientras que la Cámara Alta, el Bundesrat, estaría controlada por la izquierda, lo que la obligaría a tener que pactar con la oposición seguramente en ambas cámaras.
Si la canciller quiere gozar de un colchón en el legislativo debería reeditar la ‘gran coalición’ con el SPD que gobernó el país entre 2005-2009 y que funcionó….pero, de reeditarse este pacto, no parece que las cosas vayan igual que hace 8 años puesto que no todos los dirigentes del SPD están por la labor.
