Quizá por ello- o precisamente por ello- al presidente Obama, como él mismo ha asegurado, no se le permite usar el iPhone, el móvil de Apple-, y es que no querrá que su BlackBerry esté entre los 5.000 millones de móviles sobre los que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos recopila cada día información sobre la localización.
Según documentos filtrados por el ex contratista Edward Snowden al ‘Washington Post’, la NSA no tiene motivos para sospechar a la mayoría de los usuarios cuyos datos intercepta, pero su herramienta más potente de recopilación, conocida como Co-Traveller, permite el seguimiento de potenciales colaboradores de objetivos de la Inteligencia sólo con que sus caminos se crucen.
La agencia recopila tantísima información que solo conoce, de entrada, el 1% de toda la que recopila –27 terabytes-, por lo que recoge tanta como puede y admite que se trata de datos de localización grabados “incidentalmente”, un término legal por el que se asume un resultado previsible aunque no deliberado.
Un portavoz de la NSA que ha hablado con el ‘Washington Post’ – con el permiso de la agencia- ha reconocido que recogen “grandes cantidades” de información de todo el mundo mediante pinchazos en los cables de suministro telefónico y de decenas de millones de estadounidenses que viajan al extranjero.