Los voluntarios de Médicos Sin Fronteras (MSF) que trabajan en el Hospital Comunitario de Bangui han atendido en los dos últimos días a más de 190 personas heridas durante la masacre protagonizada por milicias rivales en la capital de la República Centroafricana.
La mayoría de los atendidos durante esta espiral de violencia -que como informa la ONG ha obligado a miles de personas a huir de sus hogares-tienen heridas por armas de fuego, puñaladas y cortes y amputaciones con machetes y cuchillos. “Por el momento hemos podido tratar a los heridos por los ataques, pero estamos preocupados por la capacidad del hospital, que se quede pequeño en los próximos días”, ha explicado la coordinadora de MSF en el Hospital Comunitario de Bangui, Marie Elisabeth Ingres.
La organización ha abierto un segundo quirófano en el hospital y ha levantado tres tiendas para aumentar la capacidad del mismo y además atiende a los refugiados que se han concentrado en torno al aeropuerto o los centros de culto tras huir de sus hogares por la violencia. Un segundo equipo quirúrgico se encuentra de camino hacia Bangui.
Según la Cruz Roja de República Centroafricana, al menos 300 personas han muerto desde el pasado jueves en este estallido de violencia entre milicianos de Séléka, mayoritariamente musulmanes, y antiBalaka, principalmente y cristianos. Los guerrilleros han asaltado e incendiado casas y asesinado indiscriminadamente a hombres, mujeres y niños durante una acción brutal de venganzas que ha provocado el pánico en la capital.
Este sábado el Gobierno de República Centroafricana ha ordenado que todas las fuerzas militares menos el contingente internacional– 900 militares en su mayoría franceses, bajo amparo de la ONU a los que se han unido una compañía de 150 paracaidistas, enviada al país desde Librevill y otros 200 hombres con blindados ligeros, que han entrado desde la frontera con Camerún a bordo de un buque de la Marina – y la Guardia Presidencial, se desplieguen por las calles.
