Los miembros de la familia de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), que murieron el 14 de diciembre, sufrieron una intoxicación al inhalar fosfina procedente de tapones de envases que almacenaban en la bañera del domicilio, según el informe realizado por el Instituto Nacional de Toxicología.
Según el informe, la muerte se produjo de manera accidental debido al fosfuro de aluminio, que en contacto con el agua se transforma en un gas muy tóxico llamado fosfina, que provoca la muerte en poco tiempo. La familia almacenaba varios sacos de tapones en la bañera que el padre vendía al peso para reciclar.
El matrimonio Caño Bautista, junto a su hija de 14 años, murieron en un hospital a las pocas horas de presentar síntomas similares a la gastroenteritis con náuseas, vómitos y dolor abdominal. Un nuevo miembro de la familia, una menor de 13 años, no cenó aquella noche con sus familiares. Su relato ante la juez excluye las sospechas por suicidio colectivo o un crimen por parte de algún miembro de la familia.