En el reino de Bután, entre la India y el Tibet, el principio político por excelencia es la Felicidad Nacional Bruta acuñado en 1972 como prioridad por encima del PIB. La gratuidad de la sanidad y la educación unido a la inexistencia del desempleo, sitúan al país en la octava posición del ranking mundial de bienestar subjetivo.
En su Carta Magna se recoge que el 60% del territorio sean bosques, con esta política medioambiental el territorio se consolida como el primer estado mundial que implanta al 100% la agricultura ecológica.
El nombre local de Bután es Drug Yul, “la tierra del dragón del trueno”, en este pequeño reino himalayo se permite la entrada a un número limitado de turistas cuyo viaje ha sido pactado con un agente local. El itinerario que incluye a los guías, vehículos, comidas y alojamiento, es de 150 euros mínimo por persona y día.
La filosofía budista impregna el lugar, casi el 80% de los ciudadanos practican esta filosofía de vida. En los años 70 comenzaron con la modernizamos del país, pero preservando su cultura anclada en la conservación del medioambiente. En relación a la obtención de los recursos emplean el agua de las nieves y los glaciares cuya energía hidroeléctrica venden a India.
Bután es un país predominantemente rural, hubo que esperar hasta 1973 para recibir la llegada de la radio y la televisión se hizo esperar hasta 1999. En cuanto a la velocidad de llegada, los vehículos se desplazan a una media de 25 Km por hora debido a la inexistencia de túneles y viaductos.
Respecto a la sanidad, aplican la medicina china y tibetana mediante remedios vegetales. En caso de rotura de huesos, remiten al herido al hospital de medicina occidental. Posteriormente utilizan tratamientos con hierbas no invasivas entre la amplia variedad de más de 300 plantas medicinales. Un reino que nos muestra otras fórmulas de convivencia mediante el desarrollo sostenible.
