La investigación de la Universidad de Iowa (EE.UU.) descubrió que se recuerda en peores condiciones lo recibido por el sentido de la escucha que si lo percibimos con la vista o el tacto. La psicóloga y coautora del artículo, Amy Poremba, explica que “tendemos a pensar que las partes de nuestro cerebro relacionadas con la memoria están integradas. Nuestros hallazgos indican que el cerebro utiliza vías separadas para procesar la información auditiva de la visual”.
En el primer experimento comprobaron que los participantes eran menos propensos a recordar tonos puros de sonidos que imágenes o vibraciones. En un periodo de cuatro a ocho segundos las sonoridades comenzaban a difuminarse en la memoria.
En la siguiente prueba evaluaron la memoria de los involucrados empleando situaciones de la vida cotidiana, escucharon grabaciones de audio de ladridos, visualizaron vídeos silenciosos de partidos de baloncesto y palparon objetos sin verlos. Los resultados obtenidos entre una hora después de la prueba y durante una semana, fue que recordaban en un nivel más deficiente lo escuchado, frente a escenas visuales y objetos táctiles.
La psicóloga interpreta que los docentes “desean que los estudiantes recuerden lo que se explica en el aula, pero si realmente quieren que permanezca en el recuerdo puede que tengan que incluir una experiencia visual o práctica, además de la información auditiva”. El experimento aportó en sus conclusiones que la memoria visual es similar a la táctil, como se había observado anteriormente en estudios con chimpancés.