Conchita realizó el viaje más alocado de su vida. Fueron solamente 5 kms pero se le hicieron interminables al ir tumbada en la baca del coche solicitando ayuda.
Su familiar Dolores desconocía la existencia de su cuñada en lo alto del vehículo, “me di cuenta tiempo después, cuando un conductor empezó a pitar y se puso delante para que parase, entonces ya vi que ella se bajaba» declaraba la mujer en el juicio negando que fuese un acto intencionado para deshacerse de ella.
Tras una discusión acalorada por unos terrenos familiares, la conductora relata que huyó de la finca familiar de Carreño y arrancó el vehículo sin percatarse de la presencia de Conchita, la cual dio a conocer otra versión de los acontecimientos hasta llegar a la cima del turismo. «Quería impedir que se fuese antes de que llegase la Guardia Civil porque nos había cortado la luz. Me puse delante del coche y ella aceleró, para que no me atropellase me subí al capó y cuando arrancó, ascendí al techo y me agarré como pude», recordaba.
Los agentes detuvieron a la conductora por un delito contra la Seguridad del Tráfico, acusándole de conducir de forma temeraria. La afectada reclama 4.320 euros por los daños ocasionados en el automóvil, al quedar destrozado el espejo retrovisor.
Han pasado 4 años pero Conchita señala que mantiene el dolor emocional afectada por su nueva reputación en el vecindario. El 18 de junio de 2010 quedará como una fecha para el recuerdo, pues su marido testigo de la anécdota en la finca hasta los camioneros de la antigua carretera de Gijón a Candás, no podrán olvidar tan surrealista escena de estilo Almodóvar.