JOSÉ MANUEL PENA/ Actualmente en los EE.UU de Norteamérica hay más de 46 millones de personas sin cobertura sanitaria, circunstancia que está enfrentado a Obama con los miembros del partido republicano. Mientras el primero desea llevar adelante una “simbólica” reforma sanitaria, la oposición política está contra de la misma, pues en ese país la mayoría de los seguros médicos son privados, sin contar con el ‘Medicaid‘, que es el programa de salud para personas con bajos ingresos o escasos recursos. En España es el Estado el que vela por la conservación y la protección de la salud a las personas como un Derecho Fundamental, contemplado como tal en el artículo 43 de la Constitución. Así todos tenemos derecho a una sanidad pública y universal, al ser ésta un pilar fundamental para el desarrollo del propio Estado del Bienestar.
El presidente Obama sabe que hay demasiadas personas sin una protección sanitaria básica, pues las familias que poseen un nivel alto de ingresos pueden costearse un seguro médico privado; las familias más pobres o sin recursos también tienen la cobertura sanitaria pública, ‘Medicaid’, pero aquellas familias de clase media, en la que algún miembro se queda sin trabajo o aquellas otras que viven gracias a la economía sumergida ya no tienen ningún tipo de cobertura médica. Esto en los tiempos que vivimos es injusto e insolidario; debería ser una obligación de los estados y un derecho de los ciudadanos el garantizar unas prestaciones y coberturas sociales suficientes así como el poder disfrutar de una seguridad social y asistencia sanitaria pública.
En España estos debates sobre la reforma sanitaria ya nos quedan un poco trasnochados y en lo que sí insisten constantemente numerosos colectivos sociales es en que el gobierno continúe manteniendo una Sanidad Pública y Universal, además de una cada vez mayor calidad, de lo contrario podríamos llegar a la situación que están a padecer esos millones de ciudadanos estadounidenses.