Dos ciclistas que salieron a hacer deporte hasta el embalse de Eiras se han encontrado esto por el lugar por el que circulaban con sus bicicletas, bajo unos restos de helechos y arbustos esparcidos en el suelo.
“Perfectamente oculta debajo de ellos había una varilla de acero, de unos 12 centímetros de longitud, y casi uno de diametro, con una punta casi que afilada como un bisturí apuntando hacia el cielo”, han comentado los deportistas.
Con gran esfuerzo consiguieron arrancarla y “vimos que la habían enterrado casi 15 centímetros en el suelo” y, al tiempo, recordaron que “de ida habiamos encontrado a dos ciclistas reparando una rueda en la misma zona, si bien no fueron conscientes de la forma en que se había producido el pinchazo”.
Los ciclistas afirman que, si en lugar de en bicicleta alguien saliese a hacer ejercicio corriendo y se clavase esa varilla en el pie “o tropezase y se cayese sobre ella, las consecuencias podrían ser gravísimas”, más aún teniendo en cuenta la distancia que hay hasta la carretera, algo que dificultaría muchísimo su traslado a un centro médico o la llegada de asistencias de Emergencias.